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Consejos de lectura Y unos consejos del siglo XIV... Si es tu primera visita...
¿Se puede hablar del Reino de Dios,
aunciado por Juan Bautista y por Jesús de Nazaret,
sin hablar de los romanos?

Esta pregunta me iba creciendo en mi interior a medida que leía el artículo de Jon Sobrino, "El Reino de Dios y Jesús. Compasión, justicia y mesa compartida", publicado en Concilium (nº 326, junio 2008, pag. 399-409) Recordaba que hacía unos años me habían dado cinco razones para explicar la muerte de Jesús. Ninguna de ellas hacía referencia a los romanos. Temía que me encontraría en un caso parecido.

Me parece que muchos se ponen a hablar del "Reino de Dios" sin haberse leído el libro los mitos políticos de Manuel García-Pelayo. Y me parece también que algunos hablan del "Reino de Dios" sin haberse leído los primeros versículos del tercer capítulo del evangelio que llamamos "de Mateo".

Y así, entre los unos y los otros, la feligresía puede salir con la impresión de que el tema del "Reino de Dios" no sólo es el tema central de la predicación religiosa de Jesús, sino un tema original de Jesús, el que nos da la clave interpretativa de su revelación de Dios.

Vayamos poco a poco, empezando por lo que puede ser más fácil. Primera afirmación que es necesario hacer:

Jesús de Nazaret no fue el primero que habló del "Reino de Dios"

Mt 3, 1-2 VEn de. tai/j h`me,raij evkei,naij paragi,netai VIwa,nnhj o` baptisth.j
khru,sswn evn th/| evrh,mw| th/j VIoudai,aj Îkai.Ð le,gwn(
Metanoei/te\ h;ggiken ga.r h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ
Por aquellos días se presentó Juan Bautista,
que predicaba en el desierto de Judea diciendo:
Convertíos, que el Reino de los cielos está cerca.
Mt 4,17 VApo. to,te h;rxato o` VIhsou/j
khru,ssein kai. le,gein(
Metanoei/te\ h;ggiken ga.r h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ
Desde entonces empezó Jesús
a predicar. Decía:
Convertíos, que el Reino de los cielos está cerca.

No es preciso insistir más en este punto: el tema del "Reino de Dios" no es un tema original de la predicación de Jesús; es un tema que viene de lejos. Y por eso nadie le pregunta: ¿Qué es esto del Reino de Dios? Y por eso, desde el primer momento encuentra fervientes partidarios. Y por eso, también desde el primer momento, tiene enemigos que ya piensan cómo condenarle a muerte. (Mc 3,6)

La segunda afirmación nos exigirá un poco más de tiempo:

El tema del "Reino de Dios" es una forma concreta de un mito que descansa en las profundidades del imaginario humano y que sale a la superficie cuando se dan unas determinades condiciones psico-sociológicas.

Y es en este punto donde la lectura de los mitos políticos de Manuel García-Pelayo nos puede ayudar.

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  1. Cada una de las grandes configuraciones del pensamiento, antes de recibir su específica forma y carácter lógicos, ha tenido que pasar por un preestadio mítico y las grandes construcciones científicas son expresión de imágenes primordiales, es decir, de arquetipos míticos (Jung).
  2. Mito y razón son dos formas de estar y de orientarse en el mundo, que, por lo tanto, dan origen a dos esquemas interpretativos: una misma idea puede expresarse en forma mítica y en forma racional, de modo que la diferencia radicaría no tanto en su contenido cuanto en su modalidad.

  3. Los mitos sirven también para mantener la esperanza en la destrucción del status social existente y para la movilización de las fuerzas necesarias para tal objetivo. Pero si bien podemos admitir que el mito existe siempre como un componente necesario de la dialéctica social, no es menos cierto que irrumpe hasta adquirir su imperio sobre las actitudes y las formas racionalizadas en los momentos críticos.
  4. Cada nueva irrupción suele tener un carácter recurrente, es decir, reproduce en imágenes y símbolos nuevos, adecuados a su coyuntura, arquetipos míticos originarios, que se repiten, aunque en distinta forma, a lo largo de la historia. Por ejemplo, imágenes míticas como la edad de oro en el comienzo de los tiempos, la subsiguiente decadencia en la servidumbre y degeneración, la recuperación en la edad de oro al final de los tiempos, la redención por el sacrificio del redentor, la catástrofe que señala la liquidación del mundo caduco y el nacimiento de un nuevo eón, todas ellas son intuiciones míticas que se encuentran desplegadas racionalmente por el marxismo.

    Si quieres ver un resumen...

    Jung ha explicado psicológicamente la reiteración de los motivos míticos, viendo en ellos expresiones del inconsciente colectivo existente en la psique de cada persona individual y cuyo contenido no se debe a experiencias personales, sino a experiencias colectivas constantemente repetidas a lo largo de la historia desde el comienzo de la vida. Estas experiencias se configuran en lo que Jung denomina arquetipos, que son así "ideas estampadas en el cerebro humano" que "no pertenecen al dominio de la historia personal, sino a los secretos de la historia de la humanidad". Esos módulos preexistentes e innatos -los arquetipos- reproducen en los individuos más ampliamente diferenciados y en situaciones históricas distintas, similares ideas míticas y cuyo origen no puede, por tanto, imputarse a ninguna experiencia individual.

  5. Nuestra época racionalizada ha redescubierto la realidad del mito como un profundo fenómeno psíquico y social y ha adquirido conciencia de la función histórico-social del mito, es decir, de su utilidad para mantener sistemas o para promover movimientos sociopolíticos.
  6. A través de tiempos, culturas y sistemas sociales podemos captar la permanencia de un mitologema político al que designamos como reino feliz de los tiempos finales En todo caso, al final del tiempo vendrá un reino feliz en el que la humanidad se verá libre de los problemas que la agobian, un orden coincidente bcon el hombre, y en el que, por tanto, éste se sentirá feliz.

Mitologema: conjunto de representaciones manifestadas en imágenes y símbolos, confundidas y mezcladas en un todo, susceptibles de cambios, mientras se conserve el núcleo.


Los mitos políticos

Formas del mito en la historia

El Cakravartin (o "el que gira la rueda")

En la India se desenvolvió el mito -ya originado en los tiempos pre-arios- de un monarca salvador que, reduciendo todos los pueblos a unidad política, les daría un régimen de paz y de bienestar.

Nacerá un hombre, reconocible por ciertas señales de su cuerpo y de su alma, como llamado a ser el rey universal de la paz. La presencia de lo sobrenatural se ratifica en cuanto que el momento de iniciar su misión le será indicado por la aparición en el cielo de una rueda o círculo radial (cakra) que, poniéndose en movimiento, precederá al rey y le guiará en sus campañas… estableciendo así el imperio universal de la paz y de la virtud.

En éste como en otros casos, el mito sirvió de cobertura ideológica para ciertos monarcas que dominando a los pueblos no precisamente por la fuerza moral, sino por la violencia de las armas, asumieron la denominación de cakravartn, que se convirtió así en un título equivalente al de emperador o rey de reyes

Ahura Mazdâ
Dios supremo del Irán antiguo, el nombre del cual se convirtió en Ormazd en textos posteriores. Es el dios principal de los aquemédidas, creador del bien y del mal, de la luz y de la oscuridad, en lucha con es espíritu maligno Ahrimán, al cual vencerá al final de los tiempos. Es el principio monoiteísta en el pensamiento de Zaraustra.

El triunfo de Ahuramazda

Según el zoroastrismo, la unidad preexistente a la creación, unidad personificada en Ahuramazda, se dividió, una vez creado el mundo, en el principio del bien y de la concordia (personificado en Spentamainyo) y en el del mal y la discordia (personificado en Angramainyo). Para ayudar en la lucha entre estos dos principios, Ahuramazda envía ciertos salvadores que impiden que todo se hunda e introducen mejoras transitorias de la creación. Al fin de los tiempos, el último de los salvadores vencerá definitivamente al dragón y entonces no sólo habrá una salvación individual, sino también una salvación social (unidad de la humanidad fundada sobre el amor recíproco que, siendo reflejo de la unidad divina, se convierte en vía de integración con Dios). Se inaugurará un orden suprahistórico en el que el mundo será perfecto, pues no habrá cambio ni mortalidad, desaparecerá la corrupción y la descomposición, serán excluidos el mal, la mentira y las malas costumbres, se introducirá el buen hablar, desaparecerán el hambre y la sed, resucitarán los muertos y los vivos compartirán la inmortalidad.

Doble click...

En Roma

Pretensiones romanas de establecer no solamente un imperio universal, sino también una era feliz que cerraría la historia, reproduciendo así el tema arquetípico de la plenitud de las gentes, del espacio y de los tiempos. De este modo, el mito del reino final se politiza definitivamente al ser encarnado por una potencia política.

Tenemos fragmentos de las sibilas, el Carmen Saeculare de Horacio y la Egloga IV de Virgilio.


Carmen saeculare Para obtener el Acrobat Reader Egloga IV

El reino definitivo y feliz sólo se realizará a través de una intervención sobrenatural: un emperador salvador, de naturaleza divina ("Salvador del género humano", "Guía de la Fortuna", "Tiempos de felicidad", "Restituye los tiempos", "Conservador de la vida sempiterna", "Viene el Esperado", "Trae la Luz eterna"…)

En más de un testimonio, el imperio romano se manifiesta a algunos contemporáneos como la realización de la edad dorada sobre la tierra.

Pervivencia del mito

De este mito oriental de un reino venidero que cerraría la historia dando una forma definitiva y feliz a la humanidad, nunca se ha desprendido del todo el ser humano y está presente en nuestra época, como más adelante veremos, en más de una versión.

Juan Bautista y Jesús de Nazaret vivieron en unos tiempos de intensas esperanzas mesiánicas y de movimientos insurreccionales más o menos serios contra la dominación romana y sus colaboracionistas, herodianos y aristocracia sacerdotal. Eran unos tiempos en que se daban las condiciones psico-sociológicas para que hiciera irrupción, una vez más en la historia de los pueblos y clases oprimidas, el mito del "reino feliz de los tiempos finales", que tomó sus formas concretas modeladas por la historia del pueblo hebreo con la denominación de "Reino de Dios".

Sin los romanos, sin su conquista-dominación-opresión sobre Palestina, sin sus clases colaboracionistas -los herodianaos de Galilea, la aristocracia sacerdotal de Jerusalén-,nos hubiésemos quedado sin "Reino de Dios".

Sin estos romanos, sin estos herodianos, sin esta aristocracia sacerdotal, muy posiblemente nos hubiésemos quedado sin la predicación de este Jesús de Nazaret, hijo de madre soltera. A lo más, nos veríamos obligados a buscar sus enseñanzas en el Talmud, mezcladas con las sentencias de R. Aquiba, o de Janiná ben Dosá o de Iojanan ben Zacai...

Sin estos romanos, sin estos herodianos, sin esta aristocracia sacerdotal, muy probablemente nos hubiésemos quedado sin la comida multitudinaria ("eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños" Mt 14,21) de los cinco panes y dos peces.

Ni la palabra de Dios "se hizo (fue creada) sobre Juan Bautista" (Lc 3,2) ni Jesús de Nazaret era "el hombre que venía de Dios". Pero ambos, el uno y el otro, eran la respuesta humana a una situación histórica determinada, a unas condiciones psico-sociológicas de su pueblo sometido a un continuo proceso de empobrecimiento.

Y esta respuesta humana fue reconocida como "tan humana" por las masas empobrecidas de Palestina que, avanzándose unos años a un gran teólogo dijeron que sólo podía venir de Dios. "Humano, tan humano como Jesús, sólo podía ser Dios mismo" es una afirmación de Leonardo Boff en Jesucristo el liberador, cap. XIII.

Llegados a este punto una tercera afirmación se hace necesario como pura deducción:

Cuando las condiciones psico-sociológicas que hicieron posible la proclamación del Reino de Dios (como una formulación adaptada del mito del "reino feliz de los tiempos finales"), desaparecen, desaparece también la vigencia del tema del Reino de Dios.

Y esta lección (que algunos todavía no la tienen aprendida) nos la dan los mismos autores del Nuevo Testamento cuando, situados en un mundo cultural y sociológicamente diferente de la Palestina bajo la dominación romana, prescinden de la predicación del Reino de Dios. Sin estos autores, el "cristianismo" no hubiera llegado hasta nosotros: se hubiera quedado como un grupo marginal dentro de aquella sociedad y hubiera desaparecido.

Estos autores del Nuevo Testamento ya pensaban lo que veinte siglos más tarde Salvador Pannikar expresaría con estas palabras:

Insisto en que la realización histórica del Reino de Dios, con o sin compromiso político explícito, es un paradigma trasnochado. Luchar por la justicia está muy bien, claro que sí.

la vanguardia
28 abril 2000

Los Hechos de los Apóstoles nos hablan de algunos de Chipre y de Cirene que, llegados a Antioquía, anunciaron también a los griegos la buena nueva de Jesús, el Señor" (Act 11,20). Estos "algunos de Chipre y de Cirene" -que se han quedado en el anonimato y sin un lugar en el santoral- fueron los primeros de quienes consta que pensaron que el Reino de Dios era un "paradigma trasnochado".

No puedo acabar sin añadir una cuarta afirmación:

Hoy día se dan muchas situaciones en las cuales las condiciones psico-sociológicas permitirían i exigirían nuevas irrupciones del mito del "reino feliz de los tiempos finales".

Y muy posiblemente ya se dan, y alguna de ellas en las mismas tierras que fueron testimonio de las proclamaciones de Juan Bautista y de Jesús de Nazaret, pero estas nuevas irrupciones no vendrán modeladas por las formas concretas que adoptó en la Palestina del siglo I como "Reino de Dios". Es necesario que los cristianos, al menos los que nos podemos considerar "hijos del Reino", lo sepamos reconocer.

Septiembre de 2009
Escrito en Los Fayos,
un pueblo en las faldas del Moncayo,
ese "Dios que ya no ampara"
en canción de José Antonio Labordeta.

Dicen que hay tierras al este
donde se trabaja y pagan.
Hacia el oeste el Moncayo,
un dios que ya no ampara

Y el "auténtico" ¿ampara?

El Dios de la historia (a no ser que sigamos justificando holocaustos escatológicamente) ha fracasado, ha perdido su credibilidad. Para defenderlo hay que hacer piruetas de todas clases. En el fondo se reducen a dos: primero, en afirmar que a la larga, al fin de los tiempos, Dios triunfa; segundo, en sólo considerar a la corta, al Dios histórico de los vencedores. Asistimos, entonces, como en los tiempos más remotos, a una lucha entre Dioses.

La imagen más saliente del Dios bíblico, visto desde Asia, no es la de Dios como Ser, ni siquiera como Ser supremo, sino la de un cabecilla divino, el Dios de un pueblo, el Dios de unos guerrilleros, el Dios de una causa cuyos creyentes creen que es buena; el Dios de los cruzados de hace unos siglos y el de los pobres de ahora, pero que parece que de hecho es impotente para liberar la humanidad de la pobreza así como antes tampoco triunfó en los "Santos Lugares", ni antaño defendiendo Jerusalén contra los romanos.

Este Dios bíblico, caudillo de pueblos, de ejércitos o de guerrilleros viene intentando pelear causas justas según sus combatientes. Digámoslo con llaneza pero también con claridad. Yo vibro y me entusiasmo al igual que todos ustedes por el Dios de los pobres ahora y creo que su causa es justa, pero no puedo evitar dos observaciones.

La primera: también los cruzados creían luchar por una causa justa.

Segunda, y para nosotros más decisivo aún: este Dios de los pobres, que tan tarde parece haberse despertado, viene intentando restablecer la justicia desde hace mucho; pero, dicho sin sarcasmo, para los millones de vencidos y explotados en estos últimos miles de años no les ha aportado mucha consolación.

Raimon Panikkar
Dios en las religiones
V CONGRESO DE TEOLOGÍA
Madrid, septiembre 95

* * *

Este tema, con sus debidos recortes y arreglos, me sirvió de "sermón" en una eucaristía celebrada con el grupo de IMS (Instituto Misionero Seglar) de Tarragona. Por los comentarios que hicieron vi que debería añadir algo. Otros comentarios recibidos me lo confirmaron.

He de decirte que me parece interesante este estudio, pero mi postura o re-flexión personal es creer en el fondo de la cuestión . Esto requeriría bastante explicación, pero "bote pronto" sería: creo en una humanidad que siempre y en todo lugar ha reflexionado de dónde viene y a dónde va, que se siente inmersa en un conjunto muy amplio. Que, por lo que a mí respecta, creo que han vivido muchas personas que, de una u otra manera, han transmitido su visión del mundo y de la humanidad. Que me identifico más con unas que con otras ( o, mejor dicho, me identifico con unas y rechazo a otras). Que, en mi trayectoria personal destaca la adhesión a Jesús de Nazaret, su vida y su mensaje. Y, en consecuencia, intento alejarme de unas maneras de proceder e intentar otras. Desde esta postura, es evidente que asumo como ideal humano -y por tanto válido para mi vida- ideas de igualdad, fraternidad, justicia, paz...

Aproveché, al cabo de pocas semanas, otra eucaristía con el mismo grupo para añadir una quinta afirmación.

El otro día, si lo recordáis, hice cuatro afirmaciones sobre el Reino de Dios proclamado por Jesús de Nazaret y acababa, aprovechándome de Labordeta y de Raimon Panikkar, hablando del "dios que ya no ampara".

Por los comentarios que hicisteis deduje que os había parecido una exposición -digá-moslo así- pesimista, pues me pareció que vuestros comentarios eran una reivindicación de la esperanza, una afirmación de que no vivíamos en un mundo sin posibles salidas o alternativas.

Como está bien lejos de mí apartarme de todos aquellos (y aquellas) que gritan que "otro mundo es posible", vi que, al menos, me era necesario añadir una quinta afirma-ción:

Dadas las condiciones psico-sociológicas de nuestro mundo occi-dental, nuestra esperanza en "otro mundo es posible", compartida con gente de muy diversas creencias, no pasa por los esquemas del "Reino de Dios".

Esta afirmación tiene una doble vertiente. Por una parte, afirma y reivindica nuestra esperanza en "otro mundo es posible". Cuando Raimon Panikkar dice que este Dios de los pobres, para los millones de vencidos y explotados en estos úl-timos miles de años no les ha aportado mucha consolación", no nos está diciendo que son inútiles todos nuestros pequeños pasos (digo "pequeños" porque a nuestras edades ya no se nos puede pedir grandes cosas) que puedan conducir a este "otro mundo es posible".

Y Labordeta, mirando el Moncayo, ese "dios que ya no ampara", puede seguir cantando aquello de "Habrá un día en que todos al levantar la vista vere-mos una tierra que ponga libertad".

Por otra parte, la segunda vertiente afirma cosas sencillas: que Jesús vivó en un tiempo que no es el nuestro; que Jesús vivó en una tierra que no es la nuestra, que Jesús vivió en un mundo religioso que no es el nuestro, que el Dios de Jesús -si me lo dejáis decir- ya no puede ser el nuestro.

Ya hace años un obispo americano de la iglesia episcopaliana, John Shelby Spong, con sus 12 tesis, nos avisaba que era cosa muerta

...un Dios entendido como un Ser, de poder sobrenatural, viviendo por encima de los cielos y siempre preparado para invadir periódicamente la historia humana para im-poner su divina voluntad. Por lo cual casi todo nuestro hablar sobre Dios de hoy día no tiene sentido, a menos que encontremos una nueva manera de hablar de Él.

Jesús, al hablar del Reino de Dios, tenía esta concepción de Dios, la normal (pero no exclusiva) del judaísmo de su tiempo: un Dios que podía intervenir, según su voluntad, en la historia humana. Un Dios que, para intervenir, podía poner sus condiciones.

En un sermón de Primera Comunión, hace ya años, decía:

Recordar no es copiar; hacer memoria de alguien no es imitarlo, no es repetir. Recordar no es querer revivir una situación ya pasada. Sería tan fácil, si nos fuera posible, seguir repitiendo las palabras de Jesús, ir copiando sus gestos y sus acciones, hablar de Dios como Jesús lo hizo, seguir manteniendo sus esperanzas y sus planteamientos políticos… Sería tan fácil, si ello fuera posible, vivir los mismos radicalismos de Jesús: ni pan, ni bolsa, ni dinero (Mc 6,8). Jesús nos queda muy lejos. Recordar a Jesús, hacer memoria de él es aceptar esta primera verdad: que Jesús nos queda muy lejos

A nadie de nosotros -supongo- si algún día participa en una de estas manifestaciones por "otro mundo es posible" se le ocurrirá gritar: "Convertíos, que el Reino de Dios está cerca". Un grito así, hoy día, no tendría ningún sentido.

Aquello que en la calle, en los espacios abiertos y compartidos con otra gente, no tiene sentido, tampoco lo tiene en los espacios cerrados de nuestras iglesias o de nuestros pequeños grupos.

Las esperanzas, que los cristianos podemos compartir con gente de muy diversas creencias, en un "otro mundo es posible" ya no esperan ni piden una intervención de Dios, como Jesús esperaba y pedía al proclamar la cercanía del Reino de Dios.

Reunió IMS
Tarragona
18 octubre 2009

Gracias por la visita
Miquel Sunyol

sscu@tinet.cat
24 septiembre 2009
Última actualización: 12 gener 2010
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Manuel García-Pelayo

Manuel García Pelayo (23 de mayo de 1909 - 25 de febrero de 1991) fue un ilustre jurista y politólogo español nacido en Corrales del Vino (Zamora), presidió en 1980 el recién creado Tribunal Constitucional de España. Dejaría una extensísima obra sobre cuestiones jurídicas, políticas e históricas, convirtiéndose en un referente jurídico de gran prestigio. Murió en Caracas (Venezuela), a la edad de 82 años.

Tras acabar sus estudios en el Instituto de Zamora, en 1926, se trasladaría a Madrid, donde estudiaría Derecho en la Universidad Complutense. Tras finalizar la carrera en 1934, obtendría una beca de la Junta de Ampliación de Estudios, pudiendo así visitar la Universidad de Viena.

Cuando estalla la Guerra Civil Española el 18 de julio de 1936, pasará a formar parte de las filas republicanas, pese a que su padre y su hermano serían reclutados por el bando sublevado. Tras luchar en gran cantidad de batallas, obtendría el rango de capitán en la Plana Mayor.

Una vez acabada la Guerra Civil, fue recluido en campos de concentración hasta 1941. Tras ser liberado, se casaría con Mercedes Velásquez Fernández-Pimentel. En 1947 el director del Instituto de Estudios Políticos de Madrid, Francisco Javier Conde le ofrecería una plaza de profesor en el centro. A partir de 1950, comenzaría a ser reconocido su trabajo sobre Derecho constitucional comparado, pasando a ser uno de los autores más reconocidos en la materia.

En 1951 emigraría a Argentina, comenzado a ejercer de abogado mientras daba clases de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Entre 1954 y 1958 daría clases de Ciencia política en la Universidad de Puerto Rico. Se trasladaría después a Venezuela, donde fundaría el actual Departamento de Ciencia Política de la Universidad Central de Venezuela y el Instituto de Estudios Políticos de esa Universidad.

Continuaría con la labor docente hasta su retiro como profesor titular de la Universidad Central en 1979. No obstante, en 1980, el rey Juan Carlos I le invitaría a formar parte del Tribunal Constitucional de España. Sería elegido presidente de ese órgano, y ocuparía ese cargo hasta 1986, fecha en la que dimite de sus cargos de Magistrado y Presidente del Tribunal Constitucional, sin cumplir el periodo de nueve años que prevé la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. 1

Antes de dimitir, protagonizó una de las decisiones más polémicas de cuantas ha protagonizado el Tribunal Constitucional desde su creación, en 1979, con relación a la inconstitucionalidad del Real Decreto-ley 2/1983, de 23 de febrero, sobre expropiación, por razones de utilidad pública e interés social, de los Bancos y otras Sociedades que componen el Grupo RUMASA, S. A. Por medio de este decreto-ley, el Gobierno de España había procedido a la expropiación de las sociedades que integraban el Grupo Rumasa. El grupo parlamentario de Alianza Popular presentó un recurso de inconstitucionalidad contra el decreto-ley. Seis magistrados del Tribunal Constitucional se mostraron a favor de declarar la inconstitucionalidad de la medida, mientras que los seis restantes estaban a favor de su constitucionalidad. Ante semejante empate, fue el voto de calidad de Manuel García Pelayo como presidente el que inclinó la decisión de declarar la constitucionalidad de la medida adoptada por el Gobierno de Felipe González Márquez.2 La decisión de García Pelayo fue duramente criticada, sobre todo tras el apoyo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos a la causa de Ruiz-Mateos,3 y dio pie a hablar de la politización del Tribunal Constitucional.

Regresó de nuevo a Caracas en 1987, y falleció en 1991 tras una larga enfermedad.

Extraido de Wikipedia

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El resumen...

Cuando hablamos de mitos no hablamos de fábulas ni de cuentos, sino que hablamos de una forma de conocimiento y de una manera de transmitir y de comunicar este conocimiento. Podemos decir que los mitos se refieren al conocimiento de "verdades primordiales", que en su núcleo más opriginario son el resultado de experiencias colectivas repetidas a lo largo de la historia y que descansan en el inconsciente de cada persona.

Los mitos transmiten y comunican esperanzas, que son la expresión de los anhelos profundos que llevamos colectivamente dentro. Los mitos son dinámicos, son un conjunto de fuerzas que, cuando se pongan en movimiento, tienen capacidad para destruir (o para soñar que pueden destruir) el status social existente y crear uno de nuevo ("otro mundo es posible"). Pero también pueden ser utilizados por el poder político de turno para seguir manteniendo el satatus social existente.

Para que este dinamismo se ponga en marcha se necesitan una serie de condiciones determinadas

Uno de estos mitos es el del "reino feliz de los últimos tiempos" que a lo largo de la historia y en diversos pueblos y culturas ha hecho ha hecho su aparición, reproduciendo y repitiendo imágenes, pero siempre con la necesaria adecuación al momento histórico concreto. Una de estas manifestaciones del "reino feliz de los últimos tiempos" es la del "Reino de Dios".

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