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* Fundamentos de la terapia
Cuando me preguntaban
qué métodos empleábamos en casa para la reeducación
de estos chicos, contestaba que en realidad ninguno, pues nos basábamos
en la pura convivencia.
El hecho de que tanto las Anas como yo hubiéramos tenido una dedicación
seria hacia los chicos, por la que nos convertíamos en personajes concretos
y no anodinos; el hecho de que jugáramos entre la dependencia y la independencia
creándose con ello una vinculación que alcanzaba todos sus ámbitos
sociales; el hecho de que intentáramos tener un orden y disciplina para
conseguir seguridad y libertad; el hecho de que, a través de nuestra
complementariedad, hubiera un diálogo en todos los niveles... Todo ello
dio una característica, yo diría peculiar, a nuestro hogar, de
la que la problemática de cada chico se lavaba en casa, no fuera de ella:
Desaparecía el delito y se expresaba la propia problemática interna
y social de ellos sólo en casa. Por eso siempre he considerado que el
delito es un síntoma de unas realidades internas problematizadas.
El resultado era que en casa había muchos conflictos y problemas,pero
en la calle no, y que, por otro lado, los chicos en casa estaban a gusto, a
pesar de sus crisis de aburrimiento, depresivas -eran las que menos- o agresivas.
Esto último quien mejor lo puede decir -y lo dice- por haber llevado
muchos años en casa, es Encarna. Había como una graduación
descendente en la conflictividad de los chicos con el personal. Quién
recibía más conflictividad era yo, después eran las Ana,
en tercer lugar la casa. Y por último, sin recibir nada, pero es que
prácticamente nada, Encarna. Y todos nosotros aceptábamos que
las cosas fuesen asi, ya que preferíamos, de una forma consciente y reflexionada,
que nuestra relación con ellos fuera dura a tener que ir por las comisarías,
juzdos y cárceles a sacarlos. Yo soy tímido e ir por esos sitios
no me gusta nada.
No digo que lo nuestro fuese mejor, sólo que lo preferíamos. Pero
sí que digo que al chico se le ha de dar la posibilidad de conflictuar.
que es lo mismo que se dé conflicto en casa o fuera de ella, en la calle.
Considero que el nivel de peleas y de discusiones entre ellos fue muy bajo.Sin
pretender formar nunca un grupo o ghetto tuvieron un buen entendimiento entre
ellos, permitiendo tocar las problemáticas de cada uno sin mezclar las
de sus compañeros. No había falsas solidaridades. Había
veces, cuando se peleaban y se quejaban unos de otros -lo que ocurre en cualquier
familia-, que les quitaba hierro a sus peleas, diciéndoles que eran peleas
de hermanos.